viernes, 7 de agosto de 2015

Los Elekes de Osha o Collares de Fundamento...





   La iniciación en la religión de los òrìsàs puede realizarse a través de la imposición de los collares de osha, también llamados elekes o iñales en el dialecto lucumí. Estos collares sagrados son ceremoniados adecuadamente en rituales secretos de la religión, por lo tanto, los procedimientos para prepararlos y entregarlos deben ser realizados por Babalòrìsàs o Iyalòrìsàs debidamente consagrados. Sólo ellos tienen el poder para energizar estos collares ya que los mismos son ritualizados en los fundamentos sagrados de los Òrìsàs. Si se realizan estrictamente estas ceremonias la persona que los recibe puede obtener los beneficios que ellos brindan.
   En la ceremonia de imposición se entregan básicamente cinco collares que representan, según sus colores, a los cinco Òrìsàs fundamentales de esta religión: Èsù Elegbara, Obàtálá, Yemaya, Sàngó y Òsun. Hay otros collares que pueden ser entregados en ese momento trascendental y dependerá del Òrìsà tutelar de la persona. Esto quiere decir que si, por ejemplo, la persona es hija de Oya debe recibir los cinco collares antes mencionados más el de Oya. De esta forma se puede presentar el caso de que el Òrìsà tutelar sea: Babalú Ayé, Ògún, Òsóòsi, Agaju, Inle, Olókun, Òrìsà-Oko, Oba, etc; en cuyos casos se le entegará uno extra.

   Debido a esto, es recomendable llevar a la persona al Babaláwo antes de recibir los collares para determinar con exactitud cuál es su òrìsà tutelar, no sólo por lo antes expuesto sino también para evitar la relación entre “Òrìsàs con prohibición”. La misma existe entre los hijos de Oya y Sàngó, Oya y Yemaya, y Òsun y Sàngó. Esta es una prohibición ritual y se debe respetar para evitar problemas serios que van desde la ruina económica hasta situaciones negativas de diversos tipos, tanto para el ahijado como para sus padrinos. De esta forma un Olòrìsà que tenga coronado Oya, y tenga cierto grado de responsabilidad, debe eximirse de realizar cualquier tipo de ceremonia a los hijos de Sàngó y de Yemaya. Igualmente un padrino o madrina hijos de Yemaya o de Sàngó no pueden hacer ceremonias sobre la cabeza de ningún hijo o hija de Oya. Esto mismo pasa con los Olòrìsàs hijos de Òsun, los cuales no deben hacer ningún ritual a los hijos de Sàngó y viceversa, aunque muchas casas religiosas no le dan mucha importancia a la prohibición entre éstos dos últimos Òrìsàs. Normalmente la necesidad de que una persona reciba los collares es manifestada a través de los oráculos adivinatorios de la religión.

   Allí el Òrìsà define si la persona necesita los collares, lo cual es definido por diferentes razones: para mejorar su salud, por protección, por una vocación espiritual que se va a desarrollar con el tiempo, porque la religión está en su camino y se consagrará en un futuro, para mejorar las condiciones su vida, etc. Cualquiera que sea el caso, la persona debe seleccionar a un Babalòrìsà o una Iyalòrìsà responsable con la cual se va unir espiritualmente bajo el vínculo de padrino-ahijado o madrina-ahijado, siendo los Òrìsàs intermediarios en esta unión.

   Las ceremonias se realizan en un ambiente de tranquilidad y emotividad. Generalmente se efectúan en la casa de los padrinos, y con la ayuda de la Oyubona, quien es un Olòrìsà que se desempeña como asistente en todo el ritual. Ese día se realizan varias ceremonias secretas que tienen la finalidad de preparar y armonizar los planos físicos, mental y espiritual de la persona para que el encuentro con los Òrìsàs sea óptimo. Las ceremonias son realizadas por el Padrino o Madrina, la Oyubona, y supervisadas por el Òrìsà tutelar de la persona y por su cuadro espiritual, ellos determinan a través del oráculo del coco si están conformes con lo que se ha hecho y si la persona está lista para recibir los collares.     Si es así, se procede a la ceremonia final en donde se emiten cantos y rezos en dialecto Yorubá mientras se colocan uno a uno al nuevo iniciado, ceremonia que se realiza en el cuarto sagrado para que los objetos sagrados del Olòrìsà sirvan de testigo. Al finalizar el ritual, los padrinos explican las reglas que debe respetar el nuevo iniciado en el mundo espiritual donde ha entrado. En ese momento se le explica lo que debe y no debe hacer con los collares, además del compromiso de respeto que adquiere hacia sus padrinos y hacia la religión.

   En este artículo se ha querido explicar, sin entrar en los secretos ritualísticos, la verdadera manera de poner unos collares de Osha. Como se ha podido apreciar, una persona que no tenga las consagraciones debidas, no puede poner estos collares sagrados. Aunque parecen objetos decorativos, ellos funcionan como medicina de una cultura ancestral y representan a varios Òrìsàs Yorubá, además están sacramentados con la energía obtenida de los fundamentos sagrados que sólo los Olòrìsàs poseen. Se puede decir entonces que estos son herederos de antiguos secretos Yorubá, por lo tanto, ni espiritistas, ni brujos, ni el que echa las cartas, ni espíritus posesionados en médiums, ni el que lee el tabaco, ni nadie que no sea Olòrìsà, puede realizar ceremonias para colocar los collares de los Òrìsàs Yorubá.

   La imposición de collares es el primer paso para obtener los beneficios que dan los Òrìsàs a sus protegidos. Las ceremonias para entregarlos fueron creadas deidades de alto nivel jerárquico y fueron transmitidas a los humanos por Ifá, por lo tanto si no se realizan de la manera correcta no tiene sentido hacerlas, ya que nunca tendrá la aprobación de Dios ni los Òrìsàs.


Fuente: Ashe.com.ve

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